CARDENAS, Eugenio
Tú sos mi bien, bergel de amor,
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Una lágrima
Cuando rodó cual gota cristalina
sobre su faz la lagrima de amor...
me pareció su cara tan divina,
un lirio azul besado por el sol;
y recordé que aquella muchachita
guardaba en su alma, ya muerta la ilusión,
porque el galán después de tantas citas
le hizo morir de angustia el corazón.
Cuando ve la carta amarillenta
llena de pasajes de su vida
siente que la pena se le aumenta
al ver tan destruida
la esperanza que abrigó.
El hombre aquel a quien adoró tanto
y le entregó su vida virginal,
la hizo empapar su juventud de llanto,
la hizo vivir cien noches de ansiedad.
Y al recordar la dicha que soñara,
mira esa carta que un día él le mando...
pidiéndole que ella lo perdonara
si nunca más volvía... y no volvió.
Esta triste historia de su vida,
que ella, cabizbaja, me contaba,
mientras que una lágrima rodaba
por su hermosa cara
llena de amargo dolor.